“Las madres nos piden ayuda porque se quedaron sin alimentos para sus hijos. No pueden salir a hacer las compras ya que el agua los tiene acorralados”. Así pintó la docente Silvia Albornoz, de la escuela de Las Juntas (Simoca), la dramática situación que viven los casi 200 vecinos de ese paraje del sur tucumano. “El agua llega a tapar los caballos en algunos tramos”, graficó.
Las Juntas es una de las tantas comunidades que permanecen totalmente aisladas en el sudeste provincial a causa de las inundaciones que provocaron el desborde de los ríos Medina, Chico y Gastona. Al mediodía de ayer, un helicóptero de la Provincia trasladó alimentos y otras ayudas para paliar las carencias de esa población. El vicegobernador, Juan Manzur, y el ministro del Interior, Osvaldo Jaldo, supervisaron el operativo. El paso devastador de la creciente dejó unos 10.000 damnificados, que sufrieron daños en sus viviendas y la pérdida de muebles, electrodomésticos, ropas, cultivos y animales. La incomunicación, a causa del anegamiento y destrucción de los caminos, afecta a unas 5.000 personas, según estimaciones oficiales. Son habitantes de las comunidades de Los Agudo, Niogasta, Sud de Lazarte, Melcho, Palomino, Los Lazarte y Sud de Sandovales, entre otras. Cerca de 25 escuelas suspendieron sus clases y el reinicio de las actividades es incierto.
Evacuados
Los evacuados y autoevacuados en el sudeste tucumano, el sector más ultrajado por las copiosas lluvias, suman alrededor de 1.500. De estos, 200 permanecen en la Escuela N° 99 de Monteagudo, 30 en la de Atahona y 150 en la de La Madrid. El resto son familias que se refugiaron en carpas y otras casillas improvisadas a la orilla de las rutas nacional 157, provincial 329 y las vías del ferrocarril.
Equipos de rescates del Grupo Cero de la Policía, de Defensa Civil y los Bomberos Voluntarios de Bella Vista continuaban recorriendo en lanchas y canoas los parajes aislados rescatando a personas en riesgo. “Muchos no quieren abandonar sus casas a pesar de que les quedó muy pocas cosas a salvo”, comentó un rescatista.
La subdirectora del Area Sur del Siprosa, Silvia Mazuco, dijo que la situación sanitaria en Monteagudo y La Madrid está controlada por un equipo de médicos que asisten a los evacuados en escuelas. “Por ahora solo aparecieron patologías propias de ésta circunstancia, como las micosis. A todos los afectados se los atiende y suministra medicamentos”, aseguró.
En Monteagudo, el agua lentamente abandonaba las calles del pueblo y algunas familias iniciaban el lento y penoso trabajo de acondicionar sus casas, extrayendo barro y otros residuos que arrastró la creciente. “Perdimos casi todo, hasta muebles que ni siquiera habíamos terminado de pagar. Ahora hay que ver cómo salimos adelante y recuperamos lo que se perdió”, comentó angustiada Fabiana Díaz.